jueves, 26 de noviembre de 2015

La llamada de los Dioses. Capítulo I.

El grupo bajó las escaleras, persiguiendo al grupo de goblins que se escabullían entre los combatientes en las diversas cubiertas, bajando y bajando, huyendo de ellos. Al llegar a la bodega del barco, los que allí combatían contra los enemigos de los hombres. Pero este grupo de goblins, era especial...llevaban antorchas y se dirigían a la bodega donde se guardaba el polvo explosivo.

El grupo casi había matado a todos los goblins, pero uno de ellos fue mas rápido, llego al depósito de polvo explosivo, una luz....mucho ruido...dolor...y sabor a sangre y salitre en la boca.

Horas...o días mas tarde.

El grupo comienza a despertarse, todo esta en penumbra, solo entra luz por el hueco de la escalera, y los héroes se despiertan aturdidos, el ruido de agua que cae dentro del barco por los agujeros del casco, y ruidos de pasos en las cubiertas superiores.

Empiezan a moverse, entre cadáveres y con el agua por las rodillas, se equipan con sus armas perdidas tras la explosión, y mientras, el ladrón se asoma a la planta superior, donde un grupo de goblins liderados por una pareja de orcos se afanan en retirar y saquear cadáveres.

El grupo, se sitúa a ambos lados de la escalera, y hacen ruidos, despachando fácilmente a los 3 goblins que bajan, aunque el orco que los lidera les cuesta un poco mas. Solo uno de los enemigos escapa escaleras arriba de la emboscada.

El bárbaro y el semiorco, hacen lo que mejor se les da y cargan contra el resto de la patrulla enemiga que esta parapetada tras unos baúles, el grupo recibe algunas heridas pero estos enemigos mueren también fácilmente.

El grupo empieza a registrar las habitaciones de esa cubierta, y cuando llegan a la habitacion de los clérigos encuentran a varios cadaveres de goblins con espumarajos en la boca. El ladrón descubre la trampa que hay en la puerta, y escuchan ruido dentro, se identifican y consiguen que el viejo clerigo que se refugia alli les abra. El pobre anciano esta asustado y avergonzado por haber abandonado a su compañero en la batalla, les indica que desde su camarote hay una portezuela que va a la cubierta superior.

El grupo, abre la portezuela silenciosamente, y observa al Osgo y los goblins manejando las balistas para volverlas a colocar...cierran la portezuela, y esperan a tener un plan.

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